03/07/09

Bajar las escalerillas del ferrie para volver a pisar tierra firme, tras un viaje duro, más largo de lo esperado, con movimientos de vaivén de barco, inglesas borrachas y falta de sueño… te das cuenta al ver Santorini que todo ello ha merecido la pena.

Nada más bajar nos ofrecen 25 hoteles diferentes, nos montamos en un bus dirección Thyra, capital de la isla, ya que debíamos coger otro bus hasta Perissa, nuestra parte de la isla. 35 minutos de espera en “la estación” hasta que anuncian el nombre de nuestro bus. Yo sin haber dormido, juraría que el bus dio media vuelta a Europa antes de llegar a nuestro barrio, pero tan solo fueron 40 minutos para llegar a Perissa beach, nos pusimos  a buscar nuestro hotel hasta dar con él, totalmente extenuados, en la puerta nos esperaba un joven griego muy agradable, aunque nos dio una mala noticia, el check-in era a las 12 y tan solo eran las 8:30! Solución? A las tumbonas de la playa a dormir, hasta que a eso de las 11:30 vino a buscarnos para decirnos que ya podíamos entrar en la habitación.

Descansando algo más de una hora, primer baño piscinero, tras ello, una pita y un Banana Split de postre.


La playa de arena negra de Perissa llega a su fin en una montaña pedregosa, paseando hasta allí, disfruto de un baño en aguas cristalinas y rápidamente me doy cuenta de lo salada que es el agua.

Poco después nos tiramos durante tres horas en la playa del hotel (zona de hamacas). Una ducha antes de la cena, y a disfrutar de un típico plato combinado griego (brocheta, arroz y patatas). Concluimos el día tomando una copa en un pub con internet, que la verdad este medio de comunicación, escasea bastante en la isla.