Nos levantamos con ganas de ir a Eurodisney. Hemos tenido que madrugar un poco ya que queríamos llegar antes de la apertura del parque (a las 10:00) para aprovechar bien el día. Desde el centro de la ciudad se coge un tren de cercanías llamado TER que te deja en la misma puerta del parque.
Una hora de viaje y llegamos tan solo diez minutos después de la apertura y las colas ya eran inmensas. Unos cuarenta minutos de espera y unos 60€ (entrada doble) te permiten poner pie en el mundo de Disney.
Tras visitar el famosísimo Castillo, recorremos el parque intentando subir al mayor número de atracciones (montañas rusas). Llegar la hora de comer y se antoja complicada la elección, ya que en todo el parque no encuentras nada más barato de 12€.
La tarde la aprovechamos para cambiar de parque y visitar el vecino “Walt Disney Studios” que es más nuevo y menos infantil. Apuramos el tiempo hasta las 20:00 en la que cierra éste parque. Volvimos a cambiar a Disney e hicimos tiempo hasta poder ver el famoso desfile de carrozas. Cogimos buen sitio (milagro) en la calle principal y al término del mismo, salimos apresurados para coger el tren por miedo a que no hubiese más metros después en París. Por suerte no hubo problemas y regresamos al albergue cansados pero habiendo disfrutado de una experiencia “diferente”.
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