Nos hemos despertado e ido sin pena de este albergue y hemos llegado enseguida a la estación dispuestos a llegar cuanto antes a Brujas.
El viaje se ha alargado más de lo que pensábamos, hemos tenido que hacer un cambio de tren en Antwerpe (Amberes) y dirección Brujas unas cuatro horas de viaje en total. Al llegar cogimos el bus (novedad) y llegamos pronto a nuestra “nueva casa”, una bauhaus típica del Benelux. El albergue pese a tener diversos premios, no nos ha parecido demasiado completo. Faltaba una media hora hasta el check-in y hemos hecho tiempo llenando nuestros estómagos. Habiendo dejado las cosas en la habitación, hemos salido a disfrutar de esta bella ciudad.
Es una ciudad diferente a las demás, respira un ambiente casi medieval debido a sus típicas casas.
Recorriendo la pequeña ciudad de Brujas, te quedas sorprendido, con sus dos plazas centrales, las callejuelas, sus canales, sus increíbles chocolaterías y sus antiguos molinos.
A media tarde regresamos al hostel, la misión era intentar encontrar albergue en Londres y no lo conseguimos.
Después de coincidir en la habitación con otros dos “interraileros” e intercambiar experiencias hemos comido algo y nos hemos acostado temprano ya que, el día siguiente, intentar llegar a Londres desde aquí, prometía ser toda una aventura.
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